Hace decenas de miles de años existió una civilización llamada Hyperborea, localizada según algunas fuentes griegas al norte del Danubio, otras asiáticas en Siberia, y otras de ambos lugares al norte de Europa, tras el gran viento del norte, donde nunca se ponía el sol. Esta civilización estaba muy avanzada y constaba de una raza de humanos que podían vivir muchos años y gozaban de una salud plena con la que no temían a las enfermedades. Se decía también que su tierra, algunos hablan de un continente, otros de una isla, contaba un clima benigno de primavera permanente, a salvo del hielo que asolaba del norte al sur de Europa y Asia con las últimas glaciaciones.
Hyperborea fue un recurso muy utilizado para los textos griegos y era conocida como un lugar al que los titanes primero, y luego los dioses, visitaban con frecuencia. Lo paradójico es, que al igual como sucede con el mito de la Atlántida, todo registro sobre que pasó desaparece, presumiblemente por un cataclismo aunque aquí hay muchas voces que no se ponen de acuerdo. El asunto es que mientras por un lado, no tenemos ninguna fuente o registro sobre la existencia exacta de este mito, si que tenemos registros de diferentes culturas, todas ellas alejadas geográficamente, a las que les llegan ecos de un mismo mito, de un mismo lugar, de una misma civilización que ha desaparecido. Es en este punto donde ya de joven, mi interés se acrecienta enormemente. Aún y así aparco el tema como un pasatiempo en mis tiempos libres ya que los estudios primero y luego la docencia ocupan todo mi tiempo.
No es hasta años más tarde en los que se permite profundizar en la investigación gracias al NTNU y amplio circunstancialmente mis conocimientos sobre arqueología submarina cuando vuelve a despertar en mi la llama de la curiosidad sobre que sucedió con la civilización de Hyperborea. ¿Existió realmente? ¿Fue tan solo fruto de la inventiva de autores de diferentes culturas que por azar coincidieron en hablar de lo mismo? Empecé a trabajar de forma práctica, no solo teórica y cada vez participaba en más sumersiones submarinas para el NTNU ya fuera como parte de estudios sobre pecios o bien privado para compañías energéticas o de cableado de comunicaciones.
El punto de inflexión llegó en una de estas investigaciones de campo que llevamos a cabo, en la que el destino quiso que participara en el último momento, donde surgió la llama de lo inesperado e inexplicable. Aquello que hace que una mente científica y racional se cuestione el todo por el todo, intente dejar de lado todo lo que da por supuesto e intente aprender de cero lo que tiene delante de si sin prejuicios. Ese fue el comienzo del camino, una epopeya que aún prosigue después de tantos años y que espero que finalice con la respuesta exacta a la gran pregunta. ¿Existió realmente la civilización de Hyperborea? Y de ser así ¿Dónde y cuándo y porqué desapareció? Estos son los enigmas que espero poder descubrir, con vosotros de testigos, en este 2011 que está al llegar.
Como no puede ser de otra forma, deseo terminar mi actualización de hoy dando las gracias a todos los que seguís este blog, por vuestro apoyo, por compartirlo con vuestras amistades. Ya sois más de 500 los que lo seguís por Facebook, una cifra que no habría creído posible el día que me propusieron crear el blog y tener una página en una red social del mismo.
¡Muchas gracias seguidores de Hyperborea Existe!
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