Si hacéis memoria, lo había dejado tras hacer un descubrimiento que lo cambiaría todo, una especie de superficie circular en la cueva de Niflheim. Tras regresar el Barracuda 1 a bordo, nos tiramos toda la noche estudiando las imágenes y analizando el mejor acercamiento para poder recuperar el disco. Había que idear un sistema completamente seguro con el que poder izarlo con el Barracuda 1. Después de muchas horas de darle vueltas y hacer pruebas encontramos la solución que nos parecía más segura.
Brazos robóticos terminados en pinza similares a los que usamos con el Barracuda 1. |
Por fin llegó el momento óptimo, teníamos una ventana de trabajo muy corta, de tan solo siete horas antes de que nos alcanzara un frente tormentoso. El Barracuda 1 se sumergió grácilmente en el agua e inició su descenso a las profundidades, en busca de nuestro disco, la clave con la que esperábamos poder afianzar nuestras teorías sobre la naturaleza de la Quilla de Odín y del pecio al que pertenecía.
Se nos hizo eterno, como si los segundos fueran minutos, y los minutos horas. Parecía interminable el camino de nuestro robot submarino hasta la cueva de Niflheim. Al llegar todo estaba tal como lo habíamos dejado. Nos dirigimos directamente hacia el disco, seguía ahí, coronando el extraño montículo de roca, flora y crustáceos fosilizados. Olve manejaba diestramente los dos mandos de control del Barracuda 1. A él le iba a tocar la parte más complicada de la extracción. Tenía que conseguir levantar el disco con una de las pinzas, mientras que con el otro introducía parte del arnés, para luego hacer lo inverso con el otro brazo robótico. Existía un gran riesgo de que al levantar el disco este se deslizara del montículo y cayera, lo cual habría sido fatal. Estamos con los nervios de punta, se podía respirar la tensión del momento en el pequeño compartimento del 'Ice Dawn' en el que nos encontrábamos.
Imagen de la cámara principal del Barracuda 1 justo antes de llegar al montículo del Disco de Draupnir. Utilizaba un sistema de demarcación láser para fijar su objetivo. |
La providencia, los antiguos dioses, el destino, o quizás todos ellos a la vez, quisieron que lográramos recuperar al Barracuda 1 y su preciada carga justo a tiempo. Ya que justo cuando lo izamos y colocamos en la pequeña bodega del 'Ice Dawn', se levantaron olas de tres a cuatro metros. Era el momento de regresar a base. El viaje de vuelta fue muy movido, pero para nosotros era como si estuviéramos en otro mundo. Los tres fascinados por nuestro hallazgo, por el que luego llamaríamos como el 'Disco Draupnir'.
Lo dejo aquí por ahora, prometo actualizar muy pronto con lo que descubrimos, aunque también con las malas noticias desde el NTNU que tuvimos. Ya queda menos amigos, pronto, la verdad sobre Hyperborea será revelada, os lo prometo. Gracias por vuestro apoyo, poder escribiros me sirve de terapia y me da fuerzas para dar los últimos pasos necesarios. ¡Hasta muy pronto!
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